Más cerca del XX Congreso Aapresid, una nueva reflexión de Eduardo Kastika. Su plenaria tendrá lugar el 9 de agosto, a las 16hs.
Por: Eduardo Kastika
No podemos resolver problemas cuando éstos nos abruman.
No es lo mismo la sensación de “estar en problemas” que “tener un problema”.
Cuando decimos que “estamos en problemas”, la sensación es de impotencia. De no saber por dónde empezar. Todas las variables parecen conspirar en contra nuestro.
En cambio, cuando ya podemos definir qué es lo que queremos solucionar, el camino se aclara.
Esto no quiere decir que ya sepamos la solución. Pero, al menos, ya podemos empezar a pensar.
En creatividad solemos diferenciar entre “problema” (en inglés, problem) y “confusión” (en inglés, mess).
El paso de la confusión a los problemas ya es un gran paso.
Hay una técnica sencilla pero muy potente para intentar este pasaje: construir definiciones de problemas que comiencen con la expresión “¿Cómo hago?”.
De este modo, transformamos la confusión (“Siento que las ventas están estancadas y que ya hice todo lo posible para salir adelante y no pude”) en problemas concretos (“¿Cómo hago para vender más?”, “¿Cómo hago para asociarme con alguien para crecer juntos?”, “¿Cómo hago para sostener mi negocio hasta que las ventas vuelvan a crecer?” y miles de etcéteras).
Alguien dirá: estas definiciones de problema ya son una forma de solución. Puede ser. Pero ese es otro tema.
Lo que me importa aquí es dar esta recomendación muy concreta: transformar nuestra sensación de conflicto en problemas bien definidos.
O, lo que es lo mismo, dedicar más tiempo a plantearnos problemas en términos de “¿Cómo hago para?”.
O, lo que es mejor aún, transformar nuestras sensaciones de conflicto en problemas que comiencen con la fórmula “¿Cómo HACEMOS para…?”.