Una pregunta simple dispara el análisis de un considerable número de variables que explican la ocurrencia de este fenómeno indeseable y degradante.

Precipitaciones

Las precipitaciones desde el miércoles 5 de agosto hasta hoy fueron las siguientes: 260mm en el Cuartel VI (al sur del partido), 250mm en el Cuartel III Villafañe, 300mm en Palemon Huergo, 254mm en Los Ángeles, 220mm en San Patricio, 274mm medidos en la estación de Bomberos Voluntarios de nuestra ciudad. Todos estos datos fueron recolectados y proporcionados por Sociedad Rural Chacabuco

Por su parte, socios de la Regional Chacabuco de Aapresid informan un acumulado anual de precipitaciones de 1.112mm en O’Higgins, 937 mm en la zona de los Cuatro Caminos, 772 mm en la zona de Silveyra y 980 en Chacabuco.

 

Contexto y Problemática

Es evidente que las precipitaciones fueron especialmente cuantiosas si se toma en cuenta que nos encontramos transitando el mes de agosto; no obstante ello, en verano es más probable que ocurran fenómenos de este tipo y debiéramos estar preparados para este nuevo contexto, que cada vez nos depara fenómenos más extremos y en épocas inesperadas. Así como disfrutábamos de temperaturas veraniegas a principios de junio, estos días nos sorprendieron con granizadas y precipitaciones abundantes. El clima se muestra algo caprichoso, con una diminución notable de acatamiento a los dictados estacionales y amenaza con escaparse de algunos parámetros históricos, al menos de los que existen registros.
Hace ya dos años, los integrantes del grupo Regional Aapresid Chacabuco del cual formo parte, nos decidimos a registrar las fluctuaciones de las napas freáticas en nuestra zona; para ello fueron instalados freatímetros (así se denomina al dispositivo para medir las napas freáticas) en distintos puntos a lo largo y a lo ancho de nuestro distrito e inclusive existe uno en un partido vecino; y a partir de allí comenzamos a analizar los movimientos de esas aguas subsuperficiales. Las mediciones fueron mostrando, como era esperable, que luego de las lluvias el nivel freático se elevara, y cuando pasaban varios días sin llover con un cultivo implantado, la napa disminuyera su nivel y la medida se fuera más abajo. Además de ello, los registros indicaban que luego de ciertas lluvias cuantiosas en cualquier momento del año, y especialmente durante la época invernal, las napas alcanzaran valores muy cercanos al nivel del suelo, hasta el punto de sobrepasarlo, situación en que se volvía evidente el agua en superficie.
El año pasado también se produjo un exceso hídrico a principios de junio y la Comisión de Emergencia Agropecuaria, en la cual participaron todas las entidades de la Comunidad Agroalimentaria tanto públicas como privadas, además del Municipio, recorrió la Red de Freatímetros de Aapresid a fin de ofrecer parámetros técnicos de la situación que ya para Junio registraba un promedio de 1000 mm de precipitación recibida y profundidad de napas entre 15 y 80 cm, con una mayor valores de medida más frecuente en torno a los 50 cm. Luego de estas observaciones, se alertó acerca de esta situación y sus consecuencias, mediante un informe que fue elevado a autoridades provinciales.
Este año, antes de las lluvias que comenzaron el pasado miércoles 5 de agosto, los datos de napas recogidos por la Red de Aapresid indicaban marcas de freáticas en torno a los 70 cm de profundidad con mayor frecuencia, aunque con oscilaciones, que exponían en evidencia también agua en superficie en numerosos lugares.

Modelo Productivo

El actual modelo productivo con aplicación de Derechos de Exportación, que comenzó luego de la crisis de 2001 y fue profundizándose con la aplicación de alícuotas de ese impuesto cada vez más elevadas hasta llegar a los actuales 35% para la soja, 32% para el girasol, 28% para el trigo y 25% para el maíz, a los que se sumaron la aplicación de ROE’s que limitan las exportaciones de trigo y maíz, fueron dejando como única alternativa viable el cultivo de soja que ocupó más de 20 millones de hectáreas durante la campaña 2014/15 en Argentina. Este modelo funcionó con ciertas limitaciones, mientras los precios internacionales de los commodities se mantuvieron dentro del rango de los récords históricos; sin embargo, en el actual nivel de precios requiere una inmediata reformulación, que a pesar de ser solicitada insistentemente por todo el arco productivo agropecuario, no encontró eco en los ámbitos decisorios, y como testimonio de ello arribamos a los niveles más bajos históricos de superficie sembrada con trigo en 2015, que además promete una situación similar para el maíz.
Nuestro partido de Chacabuco y toda la región norte de la Provincia de Buenos Aires, al igual que otras regiones del país, no escapa a este fenómeno de la mono culturización con soja. Es necesario recordar que el problema no es la soja, sino que exista su monocultivo; es decir, que se realice año tras año este cultivo de manera prácticamente única. Así la situación, determina que la soja utilice unos 500-550 mm de precipitación durante su ciclo y luego el suelo permanezca en reposo hasta la siguiente campaña. Como sabemos, el régimen de lluvias histórico en nuestra zona se sitúa en torno a los 1000-1100 mm anuales de precipitación. Si se piensa en un contexto climático normal, dentro del promedio histórico; en las áreas bajo monocultivo habría un exceso de agua en el perfil del suelo de unos 500-600 mm, que una campaña tras otra se va acumulando con escasas fugas. El problema se vuelve visible y tangible, sin necesidad de hurgar más allá de la superficie del suelo, cuando las precipitaciones se sitúan por encima de lo normal, tal como ocurrió en 2014; cuyo registro anual se situó con variaciones según el sitio de medida en nuestro distrito, entre 1700 y algo menos de 2000 mm en todo ese año. Este dato ya nos está indicando un exceso hídrico de entre 1200 y 1400 mm en las zonas bajo monocultivo, hecho que explica las medidas de napas muy cercanas a la superficie. Así, una precipitación de sólo 60-70 mm, con napas a 70 cm; tal como fueron registradas antes de las recientes lluvias, hubieran dejado anegada gran parte de la superficie agrícola del partido. No obstante, la realidad nos trajo abundantes precipitaciones acaecidas en el contexto descripto que nos empujaron a un desastre ambiental y agroecológico. Entonces, el perjuicio que ocasiona el actual modelo productivo se presenta por partida doble, por un lado por el desaprovechamiento de toda esa agua que podría haberse transformado previamente en grano y generar más riqueza, y por el otro el efecto negativo directo de las aguas sobre las poblaciones y cultivos afectados con pérdidas directas irrecuperables.

Perspectivas

Como sabemos, hace más de un mes veníamos recibiendo confirmaciones de distintos servicios meteorológicos alrededor del mundo, acerca de que la próxima primavera tiene altas chances de mostrar un comportamiento típico de años “El Niño”, es decir, existe la previsión de un trimestre con precipitaciones por sobre el promedio histórico. La actual situación hídrica que estamos sufriendo, nos deja en una situación de total vulnerabilidad de producirse efectivamente esos pronósticos.

Propuestas y soluciones

De poco sirve realizar un informe de situación sin propuestas que permitan avizorar soluciones. En primer lugar es necesario replantear el modelo productivo; la actual circunstancia más allá de las abundantes lluvias, se ve potenciada por el estado previo de fragilidad en que se encontraban los suelos en cuanto a su capacidad de absorber agua como consecuencia de un bajo consumo de líquido vital que elevó el nivel freático, tal como se explicó más arriba en el apartado “Modelo Productivo”. Todas las entradas que se mencionan a continuación debieran deben necesariamente implementarse en un marco de aplicación de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) que permiten producir sustentablemente.
Intensificación de las rotaciones. Este cambio de modelo productivo debería pasar por la necesidad de intensificar las rotaciones con diferentes cultivos. El área agrícola de Chacabuco alcanza a 170,000 hectáreas de las que actualmente el monocultivo de soja ocupa el 90% de su superficie; no obstante, por sus características y condiciones existe la posibilidad y la oportunidad de hacer una utilización más eficiente del agua de lluvia a través de la realización de dobles cultivos, uno de invierno, y otro de verano a continuación. Esto permitiría utilizar unos 1000-1200 mm anualmente. Obviamente, esto es posible siempre que esos dos cultivos puedan ser comercializados y sean rentables.
Visión sistémica. Esto significa acercar soluciones integrales a través de la realización de obras hidráulicas cuya unidad mínima de intervención sea la cuenca y sus micro cuencas constituyentes, a través de un trabajo coordinado entre acciones público-privadas con la participación de productores, de técnicos y del Estado. Esta visión no solamente es aplicable al buen manejo de las aguas, sino también a la práctica correcta de las rotaciones de cultivos que sean necesarias para dar sustentabilidad.
Planificaciones de mediano y largo plazo. Esto incluye a las rotaciones de cultivos y por lo tanto a la necesidad de reformular la manera y los plazos en que se celebran los contratos de alquiler. Resulta muy difícil para el productor que arrienda la tierra poder realizar planificaciones y rotaciones adecuadas con contratos anuales, producto de la incertidumbre que se genera en torno de su posible no renovación.
Ganadería extensiva. Numerosas áreas de nuestro partido de Chacabuco presentan una aptitud media a baja para planteos agrícolas, por tal motivo deberían retomar al rol que cumplieran otrora; es decir, volver a albergar planteos ganaderos extensivos que otorguen mayor sustentabilidad a todo el sistema agropecuario. El consumo de agua por parte de las pasturas perennes puede alcanzar a los 1000-1200 mm anuales y esto equivale al beneficio que aportan las rotaciones intensivas respecto del manejo y uso del agua, con la salvedad que pueden producirse en áreas de menor calidad ambiental.

Algunas conclusiones

Las enunciadas son las propuestas más evidentes y más simples, que no obstante requieren de un arduo trabajo para ser implementadas, debido principalmente a las inversiones que significan tanto las obras hidráulicas por parte del estado, como los requerimientos de créditos adecuados para reconvertir los sitios mencionados a ganadería extensiva; como así también la apertura requerida al diálogo y la búsqueda de soluciones conjuntas entre los ámbitos productivos y políticos decisorios.
En un contexto de clima con fenómenos cada vez más impredecibles y extremos, no debiéramos limitar las posibilidades productivas en la búsqueda de soluciones, ni la flexibilidad necesaria para afrontarlos, en pos de un beneficio para toda la sociedad.

 

José Luis Tedesco

Ing. Agr. (UNLP)
Miembro Aapresid – Regional Chacabuco