La nutrición de cultivos es uno de los pilares básicos de los sistemas de alta producción. En general, los cultivos bien nutridos tienen un sistema radicular más desarrollado, que les permite explorar un mayor volumen de suelo, y tolerar mejor la presión de plagas y enfermedades, y competir más eficientemente con las malezas.
La nutrición de cultivos es uno de los pilares básicos de los sistemas de alta producción. En general, los cultivos bien nutridos tienen un sistema radicular más desarrollado, que les permite explorar un mayor volumen de suelo, y tolerar mejor la presión de plagas y enfermedades, y competir más eficientemente con las malezas.
Para el desarrollo de un plan de fertilización, se debe tener en cuenta que el punto de partida es el diagnóstico, mediante el cual se determina la disponibilidad de nutrientes en el suelo y la demanda del cultivo. La mejor herramienta disponible actualmente para el productor o asesor, para evaluar los niveles de nutrientes, es el muestreo de suelos. Para hacer un correcto muestreo de suelos, se deben seguir las determinadas recomendaciones que contemplen la variabilidad temporal y espacial asociada a sistemas de producción basados en siembra directa.
Diagnóstico de fertilización nitrogenada en maíz
El nitrógeno (N) es un nutriente que se caracteriza por tener gran movilidad en el suelo. Existen varias herramientas para tomar la decisión de fertilización N en maíz. Se han evaluando diferentes alternativas, entre ellas: muestreo de suelos a la siembra, y en V6-V8 (6-8 hojas completamente desplegadas), y muestras de hoja en floración, de base de tallo en madurez fisiológica y de grano a cosecha. De todas las alternativas, las más útiles para tomar la decisión de fertilización N son el muestreo de suelos a la siembra y en V6. Esta información indica que para lograr rendimientos de maíz de 10.000 kg/ha se necesitan alrededor de 150 kg de N/ha a la siembra (N en el suelo hasta 60 cm. + N del fertilizante). Pero, el uso de esta herramienta tiene un alto riesgo, porque se está aplicando fertilizante en un momento en el que no hay certeza de éxito del cultivo y además el N puede perderse por lixiviación (por exceso de precipitaciones. Por esas razones, la opción de tomar muestras de suelo en V6 aumenta la certeza de retorno a la inversión, porque se hace entre 35 y 45 días después de la siembra, y ya se conoce con mayor certeza cuál es la potencialidad de producción del cultivo. Otro aspecto importante es que a partir de este momento aumenta la tasa de absorción de N, reduciendo el riesgo de pérdidas. En V6, los niveles críticos de N-NO3 en el suelo son de 18-20 ppm, para muestras tomadas a 30 cm. El nivel crítico es el nivel de un nutriente por encima del cual la probabilidad de respuesta a la aplicación de ese nutriente es baja. Con la información de varios ensayos se estimó que son necesarios alrededor de 10 kg de N/ha (0-30 cm) para aumentar 1 ppm. Por lo tanto, a través de un simple cálculo matemático es posible conocer la dosis óptima de N a aplicar.
Con respecto a fuentes de N, en la medida que éstas sean incorporadas, las diferencias entre pérdidas por volatilización desaparecen. Pero, si son aplicadas al voleo, el riesgo de pérdidas aumenta cuando se incrementa la temperatura (durante los meses más calurosos). Las menores pérdidas se producen con nitrato de amonio y las mayores con urea, encontrándose el UAN en una situación intermedia. Sin embargo, existe la alternativa de utilizar aditivos que reducen las pérdidas por volatilización, como los inhibidores de ureasa, y que generan incrementos de rendimiento de 700 a 800 kg/ha.
Una buena estrategia es aplicar 40-50% del N a la siembra y posteriormente re-fertilizar con la dosis definida con el nuevo muestreo a 30 cm en V6-V8. Si la altura de la maquinaria lo permite, esta aplicación puede demorarse hasta V-10, sin reducciones significativas en el rendimiento.
Fertilización fosforada
La fertilización con fósforo (P) debe ser manejada en forma estratégica, ya que este nutriente tiene poca movilidad y una importante residualidad. Para tener una referencia, se observaron respuestas a la fertilización con P hasta los 3 años después de la aplicación. Por lo tanto, se debe pensar que cuando un cultivo no logra el rendimiento objetivo (por distintos factores), el P que no fue extraído del suelo queda para el cultivo siguiente. También, este nutriente se puede manejar utilizando el análisis de suelo como herramienta de diagnóstico y pensando en la secuencia de cultivos que intervienen en la rotación.
Los principales cultivos de la Región Pampeana tienen diferentes niveles críticos de P en suelo (0-20 cm). El nivel crítico para trigo es 18-20 ppm (P Bray 1), para maíz es 14-16 ppm y para soja 10-12 ppm, por lo tanto, el trigo es el cultivo en el que se espera la mayor respuesta a la aplicación de P. Esta información no significa que la soja no extrae P, sino que la raíz de dicho cultivo tiene mayor habilidad para extraer el P del suelo.
Por último, es clave comprender que la principal entrada de P al sistema es a través de los fertilizantes y la principal salida es a través de la cosecha de grano. La cantidad de P que se va del sistema con los cultivos es muy importante, por ejemplo con cada tonelada de maíz, trigo o soja se van del lote 3, 4 ó 6 kg/ha de P, respectivamente. Es decir, que un maíz de 10.000 kg/ha se lleva 30 kg de P/ha, o sea 150 kg/ha fosfato diamónico (PDA) o superfosfato triple (SPT).
Fertilización azufrada
Durante las últimas campañas se viene observando un aumento en la cantidad de lotes con respuesta a este nutriente. La determinación de laboratorio usada actualmente no es una buena herramienta de diagnóstico para la fertilización con azufre (S), por lo tanto las recomendaciones se basan en ambientes con probabilidad de respuesta. Debido a que este elemento está muy asociado a la materia orgánica (MO), los ambientes con alta probabilidad de respuesta son aquellos que han tenido muchos años de labranza convencional y monocultivo de soja, y suelos arenosos. Como el S es un nutriente con residualidad, puede manejarse pensando en la secuencia de cultivos que interviene en la rotación (al igual que el P).
Comentarios Finales
Para que el uso de fertilizantes en los sistemas agrícolas de producción sea eficiente, es importante manejar los conceptos de fertilización balanceada, residualidad de nutrientes (para P y S), y fertilizar el cultivo de mayor respuesta, pero pensando en la rotación. El análisis de suelo es una excelente herramienta de diagnóstico, que cuando se utiliza en forma correcta, brinda importantes beneficios económicos y ambientales.
El desafío del arrendatario es hacer que el negocio sea sustentable, es decir que se debe lograr que el propietario de la tierra tome conciencia de esta realidad, pensar en contratos a mediano plazo (3-4 años) que incluyan rotaciones con gramíneas (trigo, maíz, sorgo) y reposición de los nutrientes extraídos por los cultivos. El desafío para los propietarios de la tierra es mantener la productividad del sistema, pero seguramente habrá que resignar parte del ingreso para sostener la fertilidad de los lotes y que la productividad del suelo no disminuya a niveles tan bajos en los que sea antieconómico producir (por las altas dosis de nutrientes requeridas para lograr buenos rendimientos). Es decir que, para que el negocio sea sustentable, no se debe degradar el recurso suelo, que es el capital más importante que tiene el productor agropecuario.