La población mundial se ha triplicado desde 1950. Muchos académicos señalaron la imposibilidad de satisfacer la demanda de alimentos y predijeron grandes hambrunas para los 6 mil millones de habitantes de mediados del siglo XX. Sin embargo, con avances científicos se logró que se alimentaran a mil millones de vidas adicionales en lo que se llamó la Revolución Verde.

La ciencia ayudó a incrementar la productividad agrícola a una tasa mayor que el crecimiento poblacional. El rendimiento de los cultivos se incrementó gracias a un conjunto de avances tecnológicos como el mejoramiento de semillas, la fertilización, una mejor irrigación y el uso de los agroquímicos para combatir plagas.

El reto continúa. En los próximos cuarenta años la población mundial crecerá en 1.8 billones para sobrepasar los 9 billones. Para atender la necesidad de alimentos, la producción agrícola debe duplicarse antes del año 2050. Esto debe lograrse en medio de escasez de fuentes de agua potable y tierra arable, situaciones climáticas de estrés, y la necesidad de usar de energías renovables. Satisfacer la demanda de alimentos una vez más dependerá de los avances de la ciencia y la innovación. El mejoramiento molecular, los avances en protección de cultivos, nutrición y riego, y biotecnología son el futuro de una mayor productividad agrícola.

La Industria de la Ciencia de los Cultivos está comprometida con el reto. Anualmente dedica 12% del valor de sus ventas, unos $6.3 billones de dólares en promedio a la investigación y desarrollo de soluciones tecnológicas para la agricultura.

Las cifras hablan: La revista Agrow consolidó cifras sobre propiedad intelectual y protección de cultivos para el 2012. En las oficinas de patentes de USA, Europa y en la Oficina Mundial de la Propiedad Intelectual fueron otorgadas 439 patentes para agroquímicos nuevos. Europa y Estados Unidos concedieron 135 patentes a 19 diferentes innovadores, entre los que figuran las empresas agremiadas en CropLife Latin America.

El año pasado, casi la mitad de las patentes otorgadas (69) fueron de insecticidas. Le siguieron los fungicidas (36) y los herbicidas (25). Son muchos los beneficios de agroquímicos innovadores. Su calidad contribuye a producir alimentos abundantes e inocuos, ofrece a los agricultores mayor eficiencia, mejor rentabilidad, y disminuye la posible pérdida de cosechas.

Sin agroquímicos, la producción mundial de frutas y vegetales, forrajes y fibras caería entre 20 y 40% por la acción de plagas. De esta forma, los agricultores son más competitivos en los mercados domésticos e internacionales. Asimismo, una mayor producción agrícola puede reducir costos para el consumidor final y fomentar mayor acceso a alimentos. La propiedad intelectual es fundamental para lograr más innovaciones pues el esfuerzo en desarrollar nuevas tecnologías es arduo.

CUADROS: Situación mundial de la comercialización de cultivos biotecnológicos en 2012 Clive James, International Service for the Acquisition of Agri-biotech Applications, ISAAA.

FUENTE: CropLife Latinoamérica.-