Los fertilizantes juegan dos papeles fundamentales en la lucha contra el cambio climático:

  • Primero, previenen la deforestación, ya que permiten una mayor productividad en las tierras cultivables. En el contexto del cambio climático, esto es crucial, ya que la deforestación y la pérdida de turberas, humedales y pastizales combinados representan alrededor del 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI), sin mencionar los daños considerables al ecosistema.
  • En segundo lugar, también aumentan la potencial absorción de CO2 de los suelos agrícolas al contribuir a la acumulación de materia orgánica del suelo (MOS). Un alto contenido de MOS mejora la fertilidad del suelo y facilita una mayor absorción de nutrientes por parte de las plantas, y se sabe que un mayor crecimiento de las plantas significa mayor absorción de CO2 de la atmósfera. La absorción de carbono en suelos cultivados puede incrementarse agregando nutrientes orgánicos y minerales apropiados para la producción de biomasa, así como también reduciendo la labranza y utilizando cultivos de cobertura.

El sector agrícola, a nivel global, es uno de los más vulnerables al cambio climático y sus efectos negativos. Algunos de estos efectos, como los fenómenos meteorológicos extremos, el aumento de las temperaturas y la disminución de la disponibilidad de agua y otros recursos, han comenzado a afectar gravemente los medios de vida agrícolas en muchas regiones.

El correcto uso de los fertilizantes no solo  contribuye al cuidado del medioambiente; también ayuda a mejorar la salud de los suelos y las plantas, para que puedan resistir mejor el estrés climático.

Las 4R implican el uso de la fuente de fertilizante correcta en la dosis adecuada, en el momento adecuado y en el lugar adecuado para que la aplicación de fertilizante contribuya a lograr los objetivos económicos, sociales y ambientales. Las 4R se aplican en todo el mundo, en economías desarrolladas, en desarrollo y emergentes.

Las prácticas de conservación (como la rotación de cultivos, la labranza reducida, la siembra directa con rastrojo en superficie y el cultivo de cobertura) pueden aumentar la resiliencia de la tierra al reducir la erosión del suelo y la evaporación del agua, mientras que las franjas buffer y los humedales contribuyen a filtrar el agua superficial. Combinarlos con la administración de nutrientes 4R está comenzando a mostrar muy buenos resultados en la conservación de la humedad en los suelos y la reducción de las pérdidas de nutrientes al medioambiente, al tiempo que aumenta la productividad.

Con relación a las emisiones de GEI por el uso de fertilizantes, se considera que las pérdidas cero no representan un objetivo alcanzable dado que se trata de procesos biológicos naturales. Es vital tener en cuenta que si bien los GEI se emiten durante la producción y aplicación de fertilizantes, se logran ahorros de GEI mucho mayores como resultado de una mayor productividad de los cultivos mediante el uso de fertilizantes. En la región de África subsahariana, donde se observa el menor consumo de fertilizantes en el mundo, un aumento del 20% en el uso de fertilizantes podría resultar en la preservación de más de 2 millones de hectáreas de tierra y hasta 13 millones de toneladas de carbono secuestrado en comparación con los 0,4 millones de toneladas emitidas (IPNI, 2018).

Las emisiones de GEI relacionadas con la producción de fertilizantes representan aproximadamente el 1% de las emisiones globales de GEI. Se trata de una cantidad insignificante, considerando que la producción agrícola global se reduciría en un 50% sin el uso de fertilizantes minerales. Aun así, también es un compromiso del sector industrial reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la producción.

Fuente: IFA International Fertilizer Association – Fertilizers and climate change https://www.fertilizer.org/Public/About_Fertilizers/Fertilizer_Topics/Climate_Change.aspx