es un camino largo, de mucha competencia y, por ende, de mucho riesgo”.
El ecosistema emprendedor genera un círculo virtuoso que se retroalimenta permanentemente para crecer. Hay muchos proyectos que caen, pero otros que nacen todos los días y en todo el país.
El Gobierno tiene su mirada focalizada en startups. Un solo ejemplo: el Hackaton Agro una iniciativa que reúne a cuatro ministerios: Ciencia y Tecnología, Modernización, Agroindustria y Producción, y que se trata de una jornada destinada a pensar, identificar y diseñar soluciones tecnológicas para las diferentes problemáticas del sector agropecuario nacional.
Este mes la sede fue la Bolsa de Comercio de Rosario, pero ya se realizaron jornadas similares en las ciudades de Río Cuarto, Bahía Blanca, Neuquén y Tucumán. La I+D+i no se queda en Buenos Aires. Se federaliza.
NXTP Lab entre otros, está promoviendo la vinculación entre los inversores y los emprendedores, señalando que para la Argentina no falta plata: hay que presentar más proyectos. E impulsó a Ciro Luis Etchesortu (h) como Director Regional de Aceleración de Programas.
Ya comentamos el paso de Tomás Peña de S4 AgTech a Director para Latinoamérica de Yield Labs, una de las principales incubadores de Estados Unidos. Están mirando lo que están haciendo los pioneros de la AgTech en Argentina.
Muchos de estas startups locales ya pisan fuerte en los Estados Unidos, como Kilimo, de Juan Abdala, Rodrigo Tissera y Jairo Trad creadores de una aplicación que, a través de datos satelitales y de estaciones meteorológicas de acceso libre demostraron cómo producir más con menos agua.
O Booster, la startup de Marcos Alvarado y Sebastián Galdeano, que desarrollaron un modelo de predicción climática basada en serie históricas y que tienen un nivel de acierto superior a Weather Chanel. No por nada en mayo fueron invitados a participar en el Collision Conference de Las Vegas, interactuando con Drew Houston, Fundador de Dropbox; Reed Hastings Fundador de Netflix; Jack Dorsey, cofundador de Twitter.
Todavía no son unicornios, las empresas que factura más de USD 1.000 M como Mercado Libre, Globant, Despegar y OLX, pero ellos y los emprendedores locales dicen lo mismo que el Gobierno: ¡es por ahí!
No se puede obviar el papel de referentes locales como César Belloso, socio fundador de Don Mario Semillas, ex presidente de Aapresid, que está impulsado sus emprendimientos de Biowatt (para generar energía a partir de biomasa con el apoyo de Bioeléctrica) y una Biorefinería para pasturas asociado a la holandesa Grassa marcan el ritmo que le han impuesto los pioneros: “hay que pensar distinto sobre la base de lo que producimos”, aconseja César.
Su aliado estratégico, Germán Di Bella de Bioeléctrica es otro ejemplo de cambio de paradigma: es un prosumidor (productor y consumidor) genera electricidad a partir de materias primas para uso propio y el excedente lo vende al Sistema Interconectado Nacional. La integración entre agricultura, informática e industria. No es un dato menor que Germán también sea parte esencial de FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina).
¿Cuál es el rol de los fundadores de la AgTech en Argentina? La respuesta es simple y desafiante: globalizar el conocimiento argentino. Primero en el ámbito local. Impulsando, convocando, juntando la inteligencia dispersa. Y con esa materia prima escalar el negocio hacia el mundo.
Comparto algo que estoy leyendo en estos días. “De acuerdo con el Global Impact Investment Network (http://inversiondeimpacto.net/wp-content/uploads/2017/05/Reporte-Inversion-de-Impacto-Argentina-2-entrega.pdf), el mercado de inversión de impacto representa hoy aproximadamente USD 114.000 M de activos bajo administración. De estas inversiones, el flujo de capital de mercados desarrollados hacia emergentes es casi la mitad, y en este contexto América Latina representa el cuarto destino de inversiones a nivel mundial, con un 9% del total.En este contexto, la Argentina figura entre los países más rezagados, con un mercado de impacto pequeño, pero en crecimiento”.
Y también se lee que según datos de la entrega de Fondo Semilla para emprendimientos de impacto impulsada por la Dirección Nacional de Innovación Social desde el 2016 arrojó que en siete distritos (Buenos Aires, CABA, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Tucumán) se concentra casi el 70% del total.
El caso de la asociación entre la consultora local b2b-agri de Pablo Ogallar con la sevillana ec2ce, especializada en Inteligencia Artificial aplicada al sector agrícola y ganadero es una muestra de que ya no se vuelve atrás. Ya no se trata de modelos determinativos donde con distintas variables determino qué voy a lograr. “Se trata de modelos predictivos que, por caso, pueden predecir qué pasará con los precios con una anticipación de hasta 2 semanas manejando hasta 120 variables”, afirma. Y ya lo están haciendo con traders de aceite de palma en Malasia.
Piensen en su impacto en la logística, en la previsión de la demanda, picos de precios, para el negocio de los fertilizantes.
¿Cómo queda al emprendedor? Ese actor social que recién está estrenando institucionalidad en nuestro país. Juan Manuel Barrero, presidente de UNAJE (Unión Argentina de Jóvenes Empresarios), advierte que “para ellos, es un camino largo, de mucha competencia y, por ende, de mucho riesgo”.
Pero también se esperanza con que “el país se convierta en el próximo Silicon Valley del AgTech”.
Estamos en la era de la bioeconomía. Y se necesitan de nuevos saberes específicos para afrontar el desafío. Los que, sobre todo en los últimos cinco años en la Argentina comenzaron con este camino –con aciertos y fracasos- y han sobrevivido, son los que marcan el camino. Y son los que esperan estar cada vez más acompañados.
El ecosistema emprendedor genera un círculo virtuoso que se retroalimenta permanentemente para crecer. Hay muchos proyectos que caen, pero otros que nacen todos los días y en todo el país. Para ellos, la globalización es una oportunidad que no dejarán pasar.